
Apenas si asomaba el alba por el horizonte, ella desentumecia los músculos y el ligero bostezo matutino le recordaba que tenia que iniciar aquel camino que le llevaría a su próximo destino.
Cada día daba unos pasos más
cada día estaba más cerca
del anhelado reencuentro.
Sopesando los contra se daba cuenta
que cuando arribara a su incierto destino
no volvería a sonreír...
El postrero adiós del aquel viejo amor
quedó clavado en su ajado corazón.
Nunca entregues el corazón sino va en compañía de la razón.
1 Comentarios:
Preciosa prosa....¡¡¡¡
Gracias por tu comentario en mi blog "Paseo de Letras". Te sigo.
Saludos
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